Seamos honestos. Tomar refresco directamente de la lata es un hábito muy común, especialmente cuando estamos lejos de casa. Sólo los más cautelosos limpian la lata con un pañuelo o una servilleta antes de abrirla. Pero, ¿es eso suficiente? Vamos a averiguarlo.
Todas las latas salen de la fábrica en paquetes de plástico que las aíslan de la suciedad y el polvo y así es como llegan al supermercado.
Latas que pasan un par de días en las estanterías del supermercado pueden acumular algo de polvo, por lo que limpiarlas antes de beber es una buena idea. Pero, en realidad, es casi imposible que esas latas se ensucien tanto como para que tengamos que lavarlas con detergente.
De todas maneras, antes de abrir una lata, considera las siguientes recomendaciones:
- Limpia la lata porque nunca se sabe con certeza si fue almacenada de la manera correcta.
- Si estás usando un pañuelo, recuerda que este elimina el polvo pero no desinfecta.
- Asegúrate de que la lata esté en buenas condiciones: no debe estar oxidada, hinchada o dañada.
- Si la lata está hinchada, puede ser un signo de contaminación debido a una esterilización inadecuada. Las latas también se hinchan si hay pequeños abolladuras o agujeros en ellas.
- Si la lata está dañada, el revestimiento interior que evita que el metal entre en contacto directo con el líquido puede agrietarse. En este caso el metal se oxida y este óxido se mezcla con el líquido. Es mejor no usar latas dañadas.
No tienes que creer todas esas historias virales de la web. Pero ten en cuenta que ya que no sabes cómo y dónde se almacenó la lata, es mejor limpiarla antes de beber de ella, como cualquier otra botella o envase que entre en contacto con la boca.
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